Entrevista a Néstor Ramljak

El crecimiento del reggae en Argentina es muy importante. ¿Pero es beneficioso para el género? ¿Juega a favor o en contra? El cantante de Nonpalidece, le responde esas y otras preguntas a 10 Música.
Trasladémonos imaginariamente al viejo Canal 9 y ocupemos un lugar en las gradas de Domingos Para La Juventud. En el centro de la escena, un estudiante contiene la respiración, sosteniendo los auriculares con una mano y la bandera de su colegio con la otra, mientras que Silvio Soldánen el micrófono lo increpa a responder (en “30 segundos, sin repetir y sin soplar”) sinónimos del reggae. Nervioso y presionado por llevar a su curso a la final, el adolescente dispara: “Sol, playa, calor, verano, chicas, diversión, Bob Marley, marihuana, dreadlocks, Jamaica, rastafari, ehhhhhh…” ¡Tiempo!
Esta dramatización podría ser utilizada para bajar a tierra la idea generalizada que se tiene del reggae en estas pampas. Desde ya, por las neuronas del alumno jamás hubiesen circulado términos como “Compromiso social”, “Esclavitud”, “Pobreza”, “Hambre”, “Exclusión”, “Denuncia” o “Memoria”. Con los años, de alguna u otra forma, la música jamaiquina fue reducida a una iconografía que comulga con intereses muy diferentes a los cuales fue concebida. Cuando le señalamos el conflictivo punto, Néstor Ramljak ensaya un gesto de frustración y menea la cabeza.




Para quien haya acercado la oreja a alguno de los tres discos de Nonpalidece, la reacción del vocalista no generará sorpresa. Porque hace once años que el combo de Tigre juega su partido aparte y en una liga donde la corrección política gambetea los estereotipos.




Nonpalidece se presentará el 23 de febrero en el Teatro de Flores



Se ha instalado todo un debate con respecto a si es beneficioso o no que el reggae sea una moda en Argentina. ¿Tienen una opinión formada al respecto?

Cuando las modas comienzan a aparecer, traen un montón de “huevadas” alrededor. Se mete mucha gente que por ahí no conoce el estilo ni como nace. Todas esas personas comienzan a involucrase en la parte marketinera o de organización de shows y de explotación en los medios, donde lo que hacen es terminar perjudicando o no dejando claro el origen del reggae, que obviamente no es el mismo que hace 30 años en Jamaica. Pero he escuchado a muchos artistas internacionales, con los cuales hemos tocado, que me dijeron. “Man, si conociste la pobreza podes tocar reggae”. Y conocerla no significa que la hayas padecido, sino que la veas en tu pueblo, en tu gente… que hayas convivido con eso. Lo que veo de la moda es que se está acercando mucha gente, y me gusta pensar que en todos ellos se puede generar un mensaje. A pesar de que hay muchos que se quedan con la parte más superficial o banal, quizá sea un punto de partida.



¿Crees que, más allá del furor, existe un semillero de artistas que pueden llevar el estilo adelante?

El movimiento ha crecido tanto que se ha renovado. Hay artistas que tienen muy buena composición y, por otro lado, hay muchas bandas que son malas o que se quedan deslumbradas con la vestimenta o el discurso, y musicalmente no aportan nada. Es un bajón que algunos se queden con la imagen de Bob Marley, los dreadlocks o el porro, porque el reggae es mucho más que eso, es un estilo que nació para decir algo y que le ha hecho ver la luz a mucha gente que vivía en condiciones muy extremas. En general, no me gustan las bandas nuevas que veo, pero las que me gustan, me gustan mucho.

Posiblemente, el reggae argentino tendría que dejar a un lado los estereotipos y tener una mirada más social…

Sí, totalmente. Igualmente, Nonpalidece no tiene esos cliches. Yo, que escribo las letras, me cuido mucho de no caer en esos lugares comunes… Y no creo que esté cantando cosas nuevas, estoy expresando lo que muchos saben pero, por la velocidad que tiene la vida, pocos ven.

¿Y cómo manejas el fino límite que hay entre la demagogia y la bajada de línea pura o sincera?
Porque en tu lírica hay un concepto claro de sermón…

En mi caso personal, es porque puedo diferenciar que son ambas cosas, aunque muchas veces el mensaje puro pueda sonar demagógico. Que se yo… canto cosas como que en el río es mejor, que le están dando palos a la naturaleza. Vivo en Tigre, voy a remar muchos días del verano en mi canoa y veo la contaminación que hay y me saca de quicio. Voy a cantar a Gualeguaychú y digo “¡Fuera Botnia!”. Sí, es demagogia, pero lo siento. ¿Qué podría ser otro gesto demagógico? ¿Hablar sobre que está todo bien con la marihuana? ¡No! Yo no canto sobre eso.

Con la idea instalada de que el reggae es una música de verano, para fumarse un porro y disfrutar bajo el sol, debe resultarles complicado transmitir ciertos mensajes…

Ese es un punto muy importante porque, además de ofrecer un espectáculo donde la gente se quiere desconectar, vos podes generar un mínimo de conciencia en un show. Pero lo bueno es que se pueden ofrecer ambas cosas. De hecho, Marley tenía discos muy oscuros y otros muy bailables. En nuestro caso, tratamos de ofrecer ambas cosas. Ahora, si lo que quieren es sólo bailar, tendrán que ir a ver a otras bandas.

¿Hay alguna banda argentina del género a la que vean como un espejo de lo que pretenden para Nonpalidece?



La verdad es que no me veo reflejado en ninguna banda de acá. Sí, siento admiración y respeto, pero no hay ninguna que nos lleve a pensar que ese es nuestro camino. Además, somos una banda que las cosas que nos van pasando las vamos resolviendo con una mentalidad muy clara y apuntando a tener buena leche. La idea es
aprender y hacer las cosas con corazón. Eso, mágicamente, va transformando las cosas y se van acomodando las piezas. Estamos viviendo nuestra propia experiencia y nos encanta. Por ejemplo, no nos gusta la sobreexposición, cosa que a otras bandas les encanta, no tienen ningún prejuicio y tienen un ejercicio de la vanidad distinta a la nuestra. A mi eso no me interesa, prefiero trascender por otras cosas y tengo más una mentalidad de “banda de culto”, por así decirlo, y no tan masiva y marketinera. ¡Yo quiero hacer buenos discos, loco!



Discos editados

Dread al Control (2000) Nuevamente editado en (2003)






Nuevo día (2004)





Hagan correr la voz (2006)